PEJERREYES CON LA SUBE
Una modesta pesca porteña que nos dio resultados en la Costanera Norte.
Si hay una pesca con tiempo de tango es la de nuestra costanera norte, espacio que a partir de 1916 paso a ser un paseo obligado para las calurosas tardes de verano de los elegantes porteños y que se fue extendiendo a medida que se le ganaba terreno al rio con la tierra extraída de la construcción la línea B del subte. Con las últimas modificaciones llevadas a cabo por el Gobierno de la Ciudad algunos de los clásicos espacios para tirar la caña cambiaron, pero otros sectores siguen como antaño, con ese típico balcón romboidal que lo caracteriza. Hasta allí llegamos bien tempranito a bordo del 28 que termina en Ciudad Universitaria, con un termo con café (evito el mate porque si tenes ganas de hacer pis no hay donde) y unos sanguchitos elaborados con dos milanesas de la noche anterior, algún abrigo de mas por las dudas, y líneas de pejerrey en la mochila.

Con rio en bajante dimos con el pique en este sector
Nos sorprendió ver tantos fanáticos enfrentando el destemplado feriado pos día del padre, y de hecho nos costó encontrar lugar, evidentemente habían tomado nota que el viento del sudeste y el rio crecido eran las mejores condiciones para dar con los pejerreyes. Nos acomodamos en un sector a unos doscientos metros del Parque de la Memoria y probamos con un paternóster lastrado esperando que la intensa marejada nos permitiera fijar la línea para que algún pez se pudiera llevar la carnada a la boca, pero el viento y el oleaje ganaban la pulseada. De apoco las condiciones se amoldaron a las líneas de flote y cambiamos a una de tres anzuelos con un puntero pescador encarnado con mojarra salada y filet para esperar el primer pique que se dio en la caña de mi amigo Jorge con un barranquín.

Se dieron en su mayoría pejerreyes de esta medida.
Este tipo de aparejo consta de un puntero cargado con tres anzuelos libres y una boya que las sostiene, algo que un pejerrey de 25 cm apenas pudo mover, lo mismo que a mis boyas cometa que corrían lentamente a un costado, así descubrí que perdía piques por no ver claramente las llevadas. Sin embargo, nos dimos el gusto de sacar algunos ejemplares que apenas daban la medida, y que, por supuesto devolvimos al agua, mientras que quienes probaban de fondo sacaban esporádicamente algún bagre amarillo y porteñitos. ¿Con respecto a que si los peces del Rio de la Plata se pueden comer? hay más dudas que certezas. En teoría se considera que los residentes como bagres, bogas, sábalos o carpas pueden asimilar cierto grado de metales pesados debido a que estos se depositan en el lecho a donde buscan su alimento, mientras que los pejerreyes y dorados se estima que al emigrar o remontar la cuenca, no lo absorberían de la misma manera. Para ahondar más sobre el tema hablamos con algunos de los habitués de este pesquero a los cuales consultamos sobre sus costumbres gastronómicas, y nos dijeron que nunca tuvieron problemas al consumir peces del estuario, así que los invitamos a que nos cuenten sus experiencias y recomendaciones en nuestro Facebook.